El pasado sábado 18 nos reunimos alrededor de unas 30 personas en
la Casa de la Cultura de Serracines para asistir a una formación de
familias sobre cómo atender las necesidades emocionales de nuestr@s
hij@s y las nuestras propias. Es decir, si somos capaces de atender
primero a nuestras emociones y sabemos gestionarlas de forma eficaz
nuestros hij@s aprenderán por imitación que las emociones son una
reacción (química y física de nuestro cuerpo) y una respuesta
(cada uno tiene la suya) a un suceso en el presente.
Ponente: Alessia Cresseri
A la pregunta del millón ¿Qué es la Inteligencia Emocional?
Podríamos definirla como aquella inteligencia que, como tantas otras
en el ser humano (inteligencia lingüística, lógica, visual,
espacial, musical...), desarrolla las capacidades para gestionar de
forma eficaz respuestas constructivas a nuestras emociones
personales.
Y la segunda pregunta ¿Qué es Educación emocional? Es la
formada por todos aquéllos agentes, entre ellos:
maestr@s,
familias, adultos y entorno que actúan en el entrenamiento de dichas
capacidades.
Las cuatro emociones básicas son: tristeza, miedo, alegría e
ira. Emociones que un bebé, en el vientre materno, es capaz de
incorporar porque está conectado con la madre. Según algunos
autores serían seis incluyendo el asco y la sorpresa que se
desarrollan después del nacimiento, mientras que las cuatro básicas
nacemos con ellas.
La diferencia entre emoción y sentimiento es que razonando
alrededor de una emoción, ésta se convierte en un sentimiento. El
sentimiento es una construcción mental basada en las construcciones
sociales y de nuestro entorno. El sentimiento es extensible en
el tiempo y la emoción es momentánea.
Ejemplos de sentimientos son el amor, el odio, la euforia... Lo
interesante es observar cómo emoción y sentimiento están
conectados en el tiempo. El sentimiento relacionado con la alegría
sería la felicidad o la euforia y con la tristeza la depresión, el
sufrimiento y el dolor. El dolor emocional si extiende en el tiempo
se convierte en sufrimiento. Para no llegar a ello, lo observaremos,
lo razonaremos y trataremos de buscar la causa para poder ponerle una
solución.
Los niños crecen y van experimentando sensaciones por ejemplo la
frustración. La imitación es la base del aprendizaje del ser humano
y nuestr@s niñ@s van copiar cómo sentir, cómo gestionar este
sentir y cómo responder a él, gracias a los nuestros. Copian de los
educadores, de las familias y de su alrededor. Existe un hilo que une
nuestros comportamientos y es ahí donde entra también el método
educativo personal que copiamos de nuestros padres sobre limites,
castigos, … solo La Conciencia es capaz de generar un cambio, por
ejemplo, donde pensamos: “no repetiré con mis hij@s aquéllo que
mis padres hicieron conmigo...”
Si añadimos nuestra propia inseguridad y la de una o dos
generaciones antes, donde no existían los conocimientos necesarios,
a la de nuestros padres y abuelos no veremos el planteamiento de un
sistema educativo en casa coherente con sus propias emociones,
simplemente actuaban según sus necesidades básicas. En tan solo
unos años nuestr@s hij@s nos educarán a nosotros en otros campos.
La frustración:
Si nosotros le tenemos miedo a la frustración, nuestr@s niñ@s
van a tenerle miedo a la frustración. Y esto, provoca parones
generacionales y operando así nunca intentaremos cosas nuevas, ni
buscaremos ayuda, ya que salir de nuestra zona confort nos cambia la
pieza del puzzle de nuestra “plantilla del día a día” y
preferiremos dejar las cosas como están. Este tema de la
frustración, es de vital importancia ya que tiene que ver
mayoritariamente con la Autoestima.
Podríamos preguntarnos ¿Por qué hay tres emociones negativas
(tristeza, miedo, ira) y solo una positiva (alegría)?
La respuesta más adecuada sería que la emociones no son ni
negativas, ni positivas. Las emociones simplemente son. Están ahí
para ayudarnos a crecer y son herramientas de aprendizaje de los
límites de uno mismo, es decir de autoconocimiento personal. Son
útiles y se valoran por su utilidad, no son buenas ni malas. La
palabra emoción etimológicamente viene del latín emotĭo, que
significa "movimiento o impulso", "aquello que te
mueve hacia".
Por lo tanto la emoción nos lleva hacia un aprendizaje, por eso
no vamos a juzgarlas como “buenas o malas” ya que estos conceptos
son muy subjetivos, dependiendo de nuestra cultura y educación y van
a condicionarse a sí mismas, ya que algo “bueno” si es en exceso
puede volverse “malo” y algo potencialmente “malo” podría
volverse “bueno” cuando analizando las causas influye en una
solución para aprender. Por lo tanto a las emociones las
designaremos en todo caso como
constructivas o
destructivas
para nuestro aprendizaje. Y nos preguntaremos cuál es la utilidad de
lo que le propongo a mi hij@.
El Miedo:
¿Para qué me sirve el miedo? Para empezar, hay varios tipos de
miedo. Existe un miedo muy profundo que es el instinto de
supervivencia. Pero hay otros tipos de miedos a los que nos
enfrentamos a diario. Por ejemplo, aquél que nos sirve para
superarnos a
nosotr@s mism@s
que va unido a otras cualidades como el valor y al coraje. No es de
extrañar que todas las demás emociones vayan a ser producto de esta
misma, el miedo. Si nos enfadamos y buscamos bien, posiblemente la
causa sea el miedo, si estamos tristes por algo, si nos frustramos,
si estamos inseguros de algo, al final, indagando en ellos llegaremos
a un miedo interno y personal. El miedo del día a día, a que nos
echen del trabajo, a no ser “buenos padres”, a una calle muy
transitada por coches...
Pero en general
el miedo nos sirve para aprender nuestros
propios límites como seres humanos. Se trata de una “emoción
raíz” como el amor. Donde hay amor no hay miedo y donde hay miedo
no hay amor. Esta es la base de todas la emociones. Así, la
apoteosis de la felicidad en su base es el amor.
Según los estudios e hipótesis actuales, como la inteligencia
emocional aplicada a la medicina, a la educación, a muchas otras
materias... nos permite reconocer los comportamientos que podemos
tener con nosotros mismos y si lo relacionamos con nuestros miedos
podemos ir a buscar cuál es la razón porque me he enfadado hoy con
mi hij@, cuando en realidad me quería enfadar con mi jefe.
Si yo se que en la base de todos mis
enfados hay miedo buscaré cómo solucionarlo, en lugar de
reprimirlo, y aparentar delante mis
hij@s
que no pasa nada. El miedo al castigo, hay niñ@s que simplemente
hacen todo lo que se les dice porque tienen miedo a que si no lo
hacen, les castigan.
Los temas de investigación en
Inteligencia emocional no han sido reconocidos, ni por gobiernos, ni
por sistemas educativos, hasta estos últimos tiempos donde varias
escuelas están empezando a trabajar este área.
Pero ¿Por qué es tan importante en el
campo educativo la parte emocional del ser humano? A nivel social y a
nivel personal, porque los pensamientos son procesos que generan
emociones y si las descuidamos y se acumulan, llegará un momento en
el que estallen dentro de nosotr@s. Si nos enfadamos un día, y al
otro, y una semana y no nos desahogamos, un día por cualquier
comentario inocente explotamos, ese mínimo comentario sumado a todo
lo que no ha me ha complacido en varios días ejerce en
nosotr@s
una reacción desmesurada y fuera de control. Las emociones se
acumulan y se contagian (actúan como neuronas espejo) Si sonreímos
a
nuestr@s hij@s
ell@s sonríen, si nos enfadamos con
ell@s, se enfadan. A no ser que le
pongamos conciencia.
Por lo tanto es preciso entender que
las emociones descuidadas se acumulan y si se repiten crean
sentimientos que a su vez generan creencias. Nos convencemos de cosas
que nos hacen creer otras a raíz de lo que sentimos y reaccionamos
como si fueran verdad, por lo que finalmente las estamos generando
nosotr@s. Si cambiamos nuestros pensamientos, cambiamos todo el
proceso. En el caso de los niñ@s cuando están en un berrinche
tratamos de inducirlos a que jueguen o miren un cuento, distrayendo
su atención sobre la rabieta para que no entren en bucle (la
distracción en este caso es una herramienta, no una solución), pues
igualmente nosotros podríamos autoinducirnos esos cambios para que
nuestros pensamientos no generen emociones destructivas. De este
campo, se encarga de forma experimental, la llamada Descodificación
Biológica (inteligencia emocional aplicada a la medicina) trabajando
en el proceso inverso al tratamiento de los síntomas, buscando las
causas emocionales de los mismos.
Hasta aquí la entrada de hoy. Para la
próxima continuaremos con:
Las Etapas del desarrollo emocional en
los niñ@s.
Y hablando de niñ@s, los que tuvimos
que traer a los
nuestr@s, se quedaron
encantad@s con las actividades
propuestas por Chachipiruli Ajalvir. Hicieron un marco en forma de
estrella, decorado para el árbol de navidad. Dos mascotas de
globoflexia y se lo pasaron en grande con los juegos que habían
organizado para
ell@s.
Como siempre agradecer a
nuestr@s
colaboradores, RiE, Casa de La Cultura Serracines, Asociación de
Mujeres La Casita del Pueblo Serracines y Chachipiruli Ajalvir su
participación en este evento y a las familias su asistencia.
Abi S. Wall